Durante muchos años no se nacía biológicamente sino que se aprendía (a ser) en la escuela.
En los noventa y desafiando la tradición a ser niño también se aprende en el contacto con los kioskos, el supermercado y la televisión. Por eso a fines de siglo nos encontramos con otro niño, con nuevos intereses, nuevos valores y nuevas habilidades.
En la última década del siglo XX los chicos son visualizados como agentes económicos. Ellos mismos son quienes compran. La función del mercado no es promocionar productos sino volverlos deseables y posibles para el mundo infantil.
Fragmentos de una entrevista a Viviana Minzi