miércoles, 16 de junio de 2010

el amparo necesario...

Los sujetos encuentran sus anclajes (simbólicos), sus puntos de referencia, que son un alimento indispensable para sobrevivir, en las relaciones que se establecen entre las generaciones. Uno de los riesgos de las condiciones socioculturales en las cuales se constituyen hoy muchos sujetos está dado por la pérdida, o al menos el desdibujamiento o debilitamiento, de esas referencias (orientaciones para la vida, para la construcción de un futuro, de una inserción social digna, de la pertenencia a una genealogía familiar, cultural y social, etc.). También es necesario considerar que esas necesidades quedan enmascaradas, es decir, su importancia queda encubierta para las nuevas generaciones (chicos que supuestamente se las pueden arreglar solos o sosteniendo ellos en muchos casos a los adultos). A este rasgo llamo “desamparo”. Con este término no me refiero al desamparo material sino al desamparo frente al vínculo social, es decir, al debilitamiento de un tejido simbólico que estructura los ideales, los discursos y las creencias. Así, la contingencia muchas veces dramática de las condiciones materiales se ve potenciada en sus efectos por el empobrecimiento de las significaciones que brindan el amparo necesario frente a lo incomprensible, frente a la necesidad de anticipar el por venir. Perla Zelmanovich. 2003

Del cachorro humano al sujeto

El sujeto se produce a partir de la subjetivación de saberes que surgen del entramado cultural particular en el que se encuentra inmerso. Decimos que el sujeto se produce porque no está desde el vamos, en tanto el cachorro humano necesita de este alimento constituido por las regulaciones simbólicas, que de no existir abren paso a las violencias, y que, vale la pena recordar, siempre requieren de la mediación de un otro. Es ahí donde se ubica el papel de la educación y de los educadores.

Perla Zelmanovich